Miremos una muestra de su talento
donde la forma como efecto tiene un nexo causal entre la sustitución y la
identidad. Nos paseamos absortos y concentrados en las obras de Jorge Porras
Olmedo, nacido en la ciudad de Cotacachi-
Ecuador en 1968. Con estudios en la
Facultad de Artes, de la Universidad Central del Ecuador, donde fue galardonado
como el mejor estudiante de la especialidad de Pintura y Grabado. En su obra estallan
los colores y se abren en espirales afanosas de romper el ciclo de Helios,
donde absorbe la luz para trasladar a una atmósfera más crítica y apaciguadora
que siempre busca aproximarse a esa energía asociada a la pureza.
Mirando cada obra la luz se pierde en la noche y se reconcilia
con los colores que se desatan y
adquieren dimensiones de una penetración
que nos hace leer esa luz y
gravitar en una revelación que persigue el lado de lo incondicionado de la
maravilla del recuerdo histórico de la humanidad.
Nos lleva al mundo de las
civilizaciones pasadas con ambiente futurista,
donde parece lograr la antítesis entre causalidad y metamorfosis. La
causalidad aparece en sus obras como una sucesión de visibilidad. La metamorfosis
se sumerge en los claroscuros de la
lucha entre la incesante teoría de los sueños y la realidad que destruye el
castillo de los misterios, al final queda en la retina del observador los
hechizos de las fuentes subterráneas de su talento que reemplaza el sueño por un equivalente
elaborado en dimensiones de colores, sombras, formas ofreciéndonos sus propias
leyes del arte en lo irreal y en la penetrable causalidad, tejida por las manos
de lo efímero.
Jorge Porras ha realizado una
hazaña silenciosa a sus vigilias y a sus ensoñaciones y ha fortalecido la
dignidad del talento donde debe preparar romerías para ir a cualquier parte del
mundo con su arte, donde su imaginación atrape nuevas expresiones y
experiencias, demostrando que ha
integrado sus visiones sustentando en imágenes que nos devuelve en
penetraciones donde se convierte lo real en sacramental, y lo sacramental en
germinativo de imágenes melódicas de sus
formas internas de grandes ceremoniales
de la vida que nos permite prolongar la vida contemplativa hasta alcanzar
signos de fiesta que nos traslada a las grandes dimensiones de su arte.
Víctor Manuel Guzmán Villena
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