El arte popular genuino, es el creado por el pueblo y dirigido al pueblo, entendiendo el término desde un punto de vista antropológico y étnico -valga la aclaración, porque esta palabra también ha adquirido en nuestro tiempo una connotación peyorativa-. Así, al contrario de lo que ocurre en el arte de élite, en el arte popular no suelen distinguirse autores de manera individual, pero sí se identifican escuelas y grupos. Con el arte popular se relaciona de cerca el arte naiff -del francés naive, que significa ingenuo-, llamado así por la espontaneidad y sencillez con que se plasman las obras artísticas, siendo más importante la motivación que quiere exteriorizarse, que las técnicas, pericias y recursos estilísticos propios del arte académico. Al hablar de los pintores de Tigua nos referimos a las habilidades y destrezas que tienen con el pincel los kichwas de la Comunidad de Tigua, que se ha convertido en un medio de ingreso económico para el sustento de las familias. En la actualidad el arte de los pintores de Tigua es conocido a nivel nacional e internacional.
Al hablar de la región de Tigua en los Andes ecuatorianos, estamos hablando de una comunidad de artistas que se caracterizan por plasmar en la piel disecada de las ovejas, coloridas pinturas de la vida rural. Su arte popular delicioso, pintado con pinceles de plumas de pollo celebra la vida de montaña, sus costumbres con sus fiestas, leyendas y tradiciones que se remontan por siglos.
Tigua es una colección de pequeñas comunidades ubicado en la cordillera occidental de los Andes ecuatorianos provincia del Cotopaxi, a 35 kilómetros de Pujilí, en la vía Latacunga – La Maná, a 100 kilómetros de Quito - Ecuador. Son campesinos de sus pequeñas parcelas situadas en las laderas de las montañas y valles, el pastoreo de ovejas y llamas es otra de sus actividades. Es hermoso contemplar como estos indígena cultivan tan hermosamente sus retazos de propiedad, formando mosaicos de colores que se mueven de acuerdo a las sinfonías del viento. Estos artistas de Tigua están profundamente ligados a la tierra. Incluso los pintores de mayor éxito aún continúan sembrando y cosechando en sus propios campos de papas, frijoles y granos.
Durante siglos, los artistas quichua decoración de los tambores y máscaras que se utilizan en las fiestas andinas que son llenas de colorido, fue a hprincipios de 1970, cuando un comerciante de arte Quito convenció a Julio Toaquiza a pintar sobre una superficie plana de una piel de cordero estirado sobre un marco de madera. Cambió radicalmente el arte de Tigua. Desde entonces, los niños de Julio y otros aldeanos han desarrollado y ampliado esta forma de arte. Aunque carecen de entrenamiento formal, los artistas de Tigua siguiendo el ejemplo de Julio Toaquiza han visto sus creaciones difundirse en todo el Ecuador y más allá de sus fronteras. Hoy las pinturas de Tigua son ampliamente coleccionables y apreciadas por su vitalidad y el detalle.
Generalmente pintan escenas de la vida comunitaria: sus aldeas, el pastoreo de ganado; la lana y su proceso de hilado y tejido; la cosecha de cultivos; sus ferias donde realizan sus transacciones económicas; las corridas de toros populares, donde el toro no es masacrado ni asesinado. Otros temas favoritos son sus grandes montañas como el hermoso Cotopaxi, volcán sagrado en la cosmología indígena, que se halla cubierto de nieve eterna; el Quilotoa con sus laderas escarpadas y en el cráter su misteriosa laguna; entre las aves que más representan figura el cóndor, ave poderosa y legendaria de los Andes, también el frágil colibrí. Se puede observar en las pinturas las rocas y las montañas donde se perfila caras, reflejando el pensamiento de Tigua que toda la naturaleza está viva. En su mayor parte, la pintura de Tigua huye de retrato o una composición abstracta en favor de la perspectiva amplia del pueblo o escenas rurales de múltiples figuras, los temas de la comunidad y la naturaleza. Otras representación muy usual son sus fiestas, aunque predominantemente cristiana desde la conquista española, Tigua todavía se aferra a sus antiguos ritos y festivales de origen ancestral, como es la fiesta de Corpus Christi (que se celebra en junio, que une la festividad de la cosecha de los antiguos Incas con la festividad de la cristiandad medieval), Noche Buena (víspera de Navidad), y los reyes magos. Otra representación es la música que es inseparable de la fiestas. Las pinturas de Tigua suelen rendir homenaje a los músicos y a sus instrumentos como la guitarra, flauta, bombo, trompeta, y bocina, y los cuernos de madera que se entonan en ocasiones especiales. Los bailarines también son los favoritos, disfrazados con máscaras de madera tallada de los tigres, monos, perros. En problemas de salud, los indígenas acuden a su chamán para realizar los rituales de limpieza y sanidad. Los cráneos, velas, humo, y las plantas medicinales que los chamanes utilizan en sus ceremonias ocupan un lugar destacado en el arte de Tigua. Al contrario del arte académico los hechos Históricos y políticos son menos comunes en las pinturas de Tigua. Otra característica importante de señalar es que los incas que conquistaron lo que hoy es el territorio de Ecuador no figuran en las pinturas.
La creciente popularidad del arte de Tigua ha dado lugar a toda una serie nuevos pintores, algunos nativos de Tigua, pero otros pertenecen a otras localidades de los Andes del Ecuador. Con cada exposición, la apreciación de las pinturas de Tigua crece, y el artista que crean estas obras encantadora, por fin recibe el reconocimiento que merece.
Historia de la creación de su arte
Tigua es una colección de pequeñas comunidades ubicado en la cordillera occidental de los Andes ecuatorianos provincia del Cotopaxi, a 35 kilómetros de Pujilí, en la vía Latacunga – La Maná, a 100 kilómetros de Quito - Ecuador. Son campesinos de sus pequeñas parcelas situadas en las laderas de las montañas y valles, el pastoreo de ovejas y llamas es otra de sus actividades. Es hermoso contemplar como estos indígena cultivan tan hermosamente sus retazos de propiedad, formando mosaicos de colores que se mueven de acuerdo a las sinfonías del viento. Estos artistas de Tigua están profundamente ligados a la tierra. Incluso los pintores de mayor éxito aún continúan sembrando y cosechando en sus propios campos de papas, frijoles y granos.
Durante siglos, los artistas quichua decoración de los tambores y máscaras que se utilizan en las fiestas andinas que son llenas de colorido, fue a hprincipios de 1970, cuando un comerciante de arte Quito convenció a Julio Toaquiza a pintar sobre una superficie plana de una piel de cordero estirado sobre un marco de madera. Cambió radicalmente el arte de Tigua. Desde entonces, los niños de Julio y otros aldeanos han desarrollado y ampliado esta forma de arte. Aunque carecen de entrenamiento formal, los artistas de Tigua siguiendo el ejemplo de Julio Toaquiza han visto sus creaciones difundirse en todo el Ecuador y más allá de sus fronteras. Hoy las pinturas de Tigua son ampliamente coleccionables y apreciadas por su vitalidad y el detalle.
Generalmente pintan escenas de la vida comunitaria: sus aldeas, el pastoreo de ganado; la lana y su proceso de hilado y tejido; la cosecha de cultivos; sus ferias donde realizan sus transacciones económicas; las corridas de toros populares, donde el toro no es masacrado ni asesinado. Otros temas favoritos son sus grandes montañas como el hermoso Cotopaxi, volcán sagrado en la cosmología indígena, que se halla cubierto de nieve eterna; el Quilotoa con sus laderas escarpadas y en el cráter su misteriosa laguna; entre las aves que más representan figura el cóndor, ave poderosa y legendaria de los Andes, también el frágil colibrí. Se puede observar en las pinturas las rocas y las montañas donde se perfila caras, reflejando el pensamiento de Tigua que toda la naturaleza está viva. En su mayor parte, la pintura de Tigua huye de retrato o una composición abstracta en favor de la perspectiva amplia del pueblo o escenas rurales de múltiples figuras, los temas de la comunidad y la naturaleza. Otras representación muy usual son sus fiestas, aunque predominantemente cristiana desde la conquista española, Tigua todavía se aferra a sus antiguos ritos y festivales de origen ancestral, como es la fiesta de Corpus Christi (que se celebra en junio, que une la festividad de la cosecha de los antiguos Incas con la festividad de la cristiandad medieval), Noche Buena (víspera de Navidad), y los reyes magos. Otra representación es la música que es inseparable de la fiestas. Las pinturas de Tigua suelen rendir homenaje a los músicos y a sus instrumentos como la guitarra, flauta, bombo, trompeta, y bocina, y los cuernos de madera que se entonan en ocasiones especiales. Los bailarines también son los favoritos, disfrazados con máscaras de madera tallada de los tigres, monos, perros. En problemas de salud, los indígenas acuden a su chamán para realizar los rituales de limpieza y sanidad. Los cráneos, velas, humo, y las plantas medicinales que los chamanes utilizan en sus ceremonias ocupan un lugar destacado en el arte de Tigua. Al contrario del arte académico los hechos Históricos y políticos son menos comunes en las pinturas de Tigua. Otra característica importante de señalar es que los incas que conquistaron lo que hoy es el territorio de Ecuador no figuran en las pinturas.
La creciente popularidad del arte de Tigua ha dado lugar a toda una serie nuevos pintores, algunos nativos de Tigua, pero otros pertenecen a otras localidades de los Andes del Ecuador. Con cada exposición, la apreciación de las pinturas de Tigua crece, y el artista que crean estas obras encantadora, por fin recibe el reconocimiento que merece.
Historia de la creación de su arte
Todo comenzó en 1973, cuando Julio Toaquiza garabateó sobre su tambor algunas escenas rituales, luego de que un chamán de la comunidad le vaticinara que su vida iba a dar un cambio trascendental. Hasta entonces, este agricultor, convertido en las temporadas donde no ocupaba su tiempo para la agricultura, en mano de obra barata en el puerto de Guayaquil, no soñaba con convertirse en artista plástico.
El máximo contacto con el arte que había tenido Julio era la música. Era miembro de la banda de la comunidad que solía alegrar las fiestas de Corpus o algún casamiento. Dice que poco después de las palabras del chamán tuvo un sueño. Soñaba que volaba, sobre volcanes, lagos y praderas, hasta aterrizar allí en su Tigua natal y anhelaba poder pintarlo. Cogió su tambor y le dibujó una estrella, luego un sombrero, luego un animal. Primero con lápiz de color, después con esmalte, -hoy utilizan acrílico y óleo que no contienen plomo-. "Un día le pidieron que les vendiese el tambor, pero no quería. Le habían ofrecido buen dinero y dijo: `Bueno, me hago otro y me sobra dinero´. Cuando vendió el segundo, se dio cuenta que eso gustaba y comenzó a tomarse en serio lo de pintar tambores", explica su hijo Alfredo, de 38 años, y uno de los tantos descendientes a los que don Julio enseñó la técnica. Y no sólo había comenzado a tomarse en serio lo de la pintura don Julio, sino a corroborar por dónde iba aquel vaticinio del chamán.
No fue fácil, recuerda Alfredo que por entonces era un niño de siete años que ayudaba a su padre en esto de pintar bombos y tambores. "Algunas pinturas veíamos que se borraban, que el blanco no salía, pero así y todo avanzamos pintando paisajes hasta intentar con la técnica sobre cuero de oveja", esa que hoy distingue el trabajo de los pintores de Tigua.
PROCESO
El proceso de pintar es de la siguiente manera: “se debe buscar el cuero de borrego, se consigue de varias formas dentro de la comunidad o en las ferias de Saquisilí, Pujilí y Latacunga - Ecuador. En una carpintería compran las tiras de madera dependiendo los tamaños de cuadro que va ha ser elaborado, luego se elabora los marcos según las medidas que desee hacer. Una vez que está hecho el marco preparan el cuero, quitando la lana, lavando y de acuerdo a la medida del marco se corta y se clava el cuero en el marco dejándole secar. Cuando este seco pasan una lija para que suavice quedando lizo el cuero, seleccionan el tema y comienzan a pintar.
Profe, quede maravillada es extraordinario lo que hacen los Kichwas exelente, aqui en el norte de salta estan los indegenas ,hacen trabajos , se les dice <tapiz< pero sobre algunos en cueros , tegidos pero los de ecuador . grandiosos , mil felicitaciones ,y gracias por estar y enceñar con mucho cariño
ResponderEliminaramanda
5/1/11 hs 11:49 a.m
Interesantísimo texto que me ha enseñado muchas cosas. Y los maravillosos trabajos artesanos, tan coloridos y llenos de expresión.
ResponderEliminarCaro Victor, muito obrigada por compartilhar estas maravilhosa obras de arte e as estou levando para publicar em nosso Blog.
ResponderEliminarParabéns, pelas suas publicações cada vez mais lindas e interessantes! Bj
Mi querido Víctor: Con un gran abrazo para ti, de Año Nuevo, y días especiales en este nuevo que comienza. Te deseo los más grandes éxitos, y parabienes que el cielo te prodigue, y deslumbres cada vez más al mundo...
ResponderEliminarGracias por hacerme conocer, no solo tus poemas relevantes y sublimes en el amor, sino en todo el arte que expones en tu blog, sobre los grandes pintores del mundo.
Las maravillas que hoy expones, en algo las conozco, ya que en Quito y otras ciudades pintorescas de Ecuador, he tenido la suerte de observarlas en cuadros multiplicados de todo ese inmenso colorido de paisajes, los cuales también los he vivido personalmente muchas veces, en la maravillosa naturaleza que tiene ese bello país. Muy bello todo, gracias a Dios, el Ecuador tiene en ti, un gran poeta, absorvente escritor, artista y un gran ser excepcional, y que es mi gran amigo, por lo cual me siento orgullosa de tener tan magnífico artista del mundo cerca a mis sentimientos. Un gran abrazo para ti,
Gladys Ortíz, Bogota-Colombia, 5 de enero del 2011
Por medio de la presente deseo hacer llegar un atento saludo anhelando que este Nuevo Año 2011, llegue a usted cargado de mucha felicidad, salud y fortuna. Además debo agradecer por ese hermoso documento sobre los pintores de Tigua, soy bibliotecaria como comprenderá es parte de mi trabajo guardar información de interés. Por la atención que se digne dar a la presente anticipo mi debido agradecimiento.
ResponderEliminarClara Andrade Tafur
Ibarra – Ecuador, 3 de enero del 2011
Gracias Víctor Manuel: Una belleza estas pinturas con la ingenuidad y la sabiduría del pueblo, que plasma en ellas sus sueños, su vida cotidiana, sus costumbres, sus creencias y su espíritu solidario con sus pares y la naturaleza.Mi abrazo y mi gratitud.
ResponderEliminarWilma Borchers
Santiago del Chile, 5 de enero del 2011
Aquí solo cabe una palabra Víctor Manuel: Gracias, desde el fondo de mi corazón y desde mi más entrañable piel humana. Siempre tus palabras son profundas.
ResponderEliminarUn infinito abrazo, Sylvia García
Quito – Ecuador,enero del 2011
Muy bello, Víctor Manuel!Gracias por compartir tan generosamente estos espacios tan necesarios y recrear momentos que no siempre se dan.Un abrazo y que tengas un año pleno de todo lo que persigues!
ResponderEliminarTeresita.
que bien hace muchos años empesé a pintar así ayudando ami padre Julio Toaquiza mariado con el olor de tiñer y pintura esmalte, cuando enfermó mi padre de los materiales tóxicos dejé de pintar con este técnica toxico ya me sentí enfermo tambien ,,que lindos recuerdos saludos gracias por difundir los trabajos de mi cumunidad. mi correo es. gustavotoaquiza@hotmail.com visiten en mi sitio web es www.gustavotoaquiza.com saludos hasta protno.
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