Decenas de muestras individuales y colectivas avalan el
itinerario creacional de José Bastidas. Varías de ellas se han realizado fuera
del Ecuador, pero su temperamento tramado por una sencillez proverbial, lo ha
tenido al margen de consagraciones 'oficiales' y pocos escritores y críticos de
valor se han referido a su arte. AI pintor no le interesan reconocimientos ni
promociones, él sigue buscando en su memoria, desaforadamente, un discurso
coherente y sensible que lo distinga de los demás. Nuestro mundo de artistas
(pintores sobre todo) es un desesperado espacio de luchas intestinas,
emulaciones, codicias, intrigas. Felizmente, José Bastidas posee un fuerte
vigor mental, paciencia, humildad y desapego del mundo de las apariencias, por
lo que su trabajo es coherente y sólido; va en pos del arte y no de tal o cual
tendencia en particular, intuyendo, tal vez, que el mayor peligro de un artista
genuino es el éxito, sí el éxito es el enemigo de cargo de todo artista. Claro
está, que si puede sortear sus peligrosas aristas, eso es otra cosa, pero los
más, sucumben ante sus falsos encantos.
Buen dibujante (Ingress hablaba con toda la verdad que el
dibujo es una vara de medir cuánto hay de dignidad y poesía en un pintor), ha
explorado con denuedo en su memoria y de ella extrae personajes que oscilan
entre la sátira y la fantasía, resueltos con una técnica sugestiva consistente
en veladuras cromáticas (chorreados) que dan la sensación de alto relieves para
enfatizar ciertas zonas de esos personajes y de los elementos que lo rodean. No
se trata de imitar lo que la naturaleza nos ofrece, sino de interpretarla a su
real modo de saber y entender. Los cuadros de Bastidas me recuerdan a los
'nabis' (poseídos o profetas), de proclividad a la simbología, rítmico y
conceptuoso, todo conjugándolo con la libertad de medios, riqueza compositiva,
invención (re-invención del color), y una rica textura que el artista consigue
superponiendo recursos. El lenguaje del color en la obra de José Bastidas no se
supedita a la expresión de no sé qué poética al margen del cuadro, sino que se
aplica a expresar la poesía del cuadro en sí mismo, de su color y su forma.
Alegría, vivacidad, humor -corrosivo a veces-, destreza en
el manejo de los secretos de la plástica, son los valores esenciales de José
Bastidas. Así nacen sus memorables personajes, en grupos o solitarios, pero
todos dueños de una identidad consistente, única. Marimberas. Las hipócritas.
La dama de rojo. Esperando la sentencia, son, entre otras obras, de su reciente
Serie, hitos que confirman una madurez que se reitera de muestra a muestra, de
obra en obra, porque Bastidas no se represa como pintor, sigue desbrozando
caminos, estudiando, probando, ensayando, temáticas y técnicas. Discurso lúcido
-y lúdico
Bastidas juega con lo tierno y con lo profundo (Esperando la
sentencia o su Autorretrato)-que enseña una manera de ir estructurando sus
composiciones, entre variantes y signologías, entre fondos y formas, como quien
extrae la materia ambicionada de una cantera que está explotando con febrilidad
y pasión.
José Bastidas tiene un compromiso adquirido con él y con su
público: jamás detenerse o resignarse a tal o cual postulación estética. El
supremo signo de la creación es la búsqueda perpetua y él felizmente, lo sabe.
Marco Antonio Rodríguez