
Tras dejar Francia en la década de los 50, empezó a viajar por todo el mundo y vivió en muchos países de Europa, Asia y América. Llegó a dominar varios idiomas: inglés, francés, alemán, español, hebreo, italiano y árabe. Se afincó en Nueva York en los años 60.
Siendo él de origen judio añadió Abdul a su nombre para protestar por la hostilidad entre judíos y musulmanes. Decía que para comprenderse mejor entre ellos, todos los musulmanes debían adoptar un nombre judío y viceversa.
Mati Klarwein no era consumidor habitual de droga -reconoció haber tomado LSD alguna vez-, pero los colores vivos de sus pinturas y sus motivos exóticos le han hecho ser calificado en ocasiones como artista psicodélico. Un dato a tener en cuenta en este aspecto es que otro de sus amigos fue Timothy Leary. Sin embargo, el surrealismo, la cultura pop y los viajes son influencias más importantes en su obra que las sustancias psicodélicas.
Sus pinturas han ilustrado las cubiertas de muchos de discos LP, hoy desaparecidos, de variados intérpretes entre los que destacan, además de Santana, ya citado, Miles Davis (Bitches Brew y Live – Evil), Earth, Wind & Fire, Jon Hassell y Leonard Bernstein. Hizo también un retrato de Jimi Hendrix, que se supone destinado a portada de algún disco que no llegó a grabar.
En 1984 se estableció en Deia, Mallorca, donde fueron célebres las fiestas que organizaba. Su interés se fijó en lo que llamaba “pinturas mejoradas”. Compraba en los mercadillos cuadros de no más de 20 dólares y procedía a mejorarlos, respetando en la medida de lo posible el estilo original del pintor. Dejaba la firma, si la había, y añadía la suya propia.
“Está todo a la vista. El único misterio es: ¿quién lo pintó? Y ése es el concepto principal: los individuos son una ilusión, o elusión, sólo los conceptos son reales. No es tu órgano, cariño, es la forma en que lo tocas”.
Mati tuvo cuatro hijos con tres mujeres diferentes y además de con ellas, convivió con al menos otras tres. Un fenómeno. Murió en Mallorca en 2002, a los 69 años.


